¿Por qué el precio de la luz no deja de subir?

¿Por qué el precio de la luz no deja de subir?

Llevamos un año viendo subir el precio de la luz día a día y ahora las razones se multiplican

Es una tendencia que parece no tener fin. El coste energético preocupa y no sólo aquí, sino en toda Europa y más Es una tendencia que parece no tener fin. El coste energético preocupa y no sólo aquí, sino en toda Europa y más ahora que la geopolítica mundial se ve comprometida con el dramático estallido bélico en una zona de importancia estratégica para la energía. Ese aumento del precio del kilovatio tiene su explicación y, aunque siga sin gustarnos, al menos entenderlo será de ayuda para tomar ciertas decisiones que nos sirvan para reducir la factura de la luz. Estas son las principales razones del precio que pagamos por la electricidad:

El aumento de la demanda

Es la ley del mercado: cuando aumenta la demanda de cualquier producto o servicio, el precio tiende a subir. En el caso de la energía, el calor y el frío obligan a usar más los aparatos de refrigeración o calefacción, cada vez más electrificados por el coste del petróleo, también derivado de su escasez.

La tendencia general en los últimos años es de crecimiento del consumo, mientras se cierran plantas de carbón y centrales nucleares, con la consecuencia del aumento del precio de la producción

Pero este aumento también se nota a lo largo del día: en horas de mayor consumo el precio de la luz sube, bajando de madrugada, cuando hay menos demanda.

 Coste de las materias primas, como el gas

Este factor está teniendo actualmente mucha presencia en los medios de comunicación, por la razón que todos sEste factor está teniendo actualmente mucha presencia en los medios de comunicación, por la razón que todos sabemos y ya hemos comentado; el gas ya no es tan barato como hace unos años y España necesita importarlo. Esa dependencia, sumada a los problemas geopolíticos que vivimos y al coste añadido que supone la emisión de CO2, está marcando máximos históricos. En virtud de los acuerdos alcanzados en el Protocolo de Kyoto (2005), la UE estableció un régimen internacional de comercio de emisiones, según el cual las empresas contaminantes pagan un precio por tonelada de carbono producida y, en el caso del gas, ese coste también se incorpora al precio de la energía, con el fin de incentivar fuentes más sostenibles. Contaminar también cuesta dinero, en un sistema de fijación de precios que explicamos en detalle en otro artículo.

El sueño de una energía ilimitada y barata sigue siendo de momento difícil de alcanzar

La producción de energía consume recursos limitados y materias primas generalmente escasas, que influyen en el precio de la luz. Incluso la energía procedente del viento y el sol, aparentemente inagotables, dependen de una tecnología con componentes minerales muy escasos, como litio, grafito, cobalto, tierras raras, cobre, aluminio o níquel. Así que el sueño de una energía ilimitada y barata sigue siendo de momento difícil de alcanzar.

¿Y qué pasa con las fuentes renovables?

A pesar de la dependencia de minerales escasos, sabemos que producir electricidad usando la fuerza del viento y la luz solar es más barato que con sistemas tradicionales, como los combustibles fósiles. Pero la fijación del precio de la luz a cada hora del día se hace teniendo en cuenta el precio más alto de todas las fuentes de generación y, como la energía renovable con menor precio no consigue cubrir toda la demanda, se necesita completar la oferta con energía de respaldo, generalmente procedente de centrales de ciclo combinado que dependen del gas,lo que impide bajar el precio final que paga el consumidor, ya que esa última energía incorporada es la que marca el precio que se paga por toda la producción negociada cada día.

Este punto es el más polémico por la repercusión de una parte muy pequeña de la potencia total generada en el coste total de la energía; lo explicamos en otro artículo que puedes consultar aquí.

Lo que hay que tener en cuenta sobre el precio de la luz es que sólo el 35% (otras fuentes lo acercan al 50%…seguro que vosotros tenéis mejores referencias) de lo que pagamos en la factura corresponde al precio de la energía consumida, ya que el resto son impuestos y tasas reguladas por el gobierno, que trataremos en detalle más adelante. Por eso alarman tanto las fluctuaciones diarias del mercado regulado, que son las que aparecen en titulares en los informativos, pero que en realidad no tienen un reflejo directo en la factura. La información siempre ayuda y esperamos haberte proporcionado nuevos datos para enfrentarte al asunto de la energía y sacarle el máximo provecho.


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