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TogglePasamos la mayor parte del tiempo en casa y, sin darnos cuenta, el aire interior puede acumular polvo, polen, ácaros, humo u olores de cocina. Un purificador de aire es una solución fácil y sin necesidad de obras que ayuda a mantener un ambiente más limpio y cómodo en nuestro día a día. En este artículo te explicamos qué es, cómo funciona y para qué sirve, con consejos prácticos para elegir el modelo adecuado y sacarle el máximo partido sin complicaciones.
¿Qué es un purificador de aire y cómo funciona?
Un purificador de aire es un dispositivo diseñado para capturar partículas y contaminantes del aire interior (polvo, polen, ácaros, humo, olores y compuestos orgánicos volátiles). Para lograrlo, hace circular el aire de la estancia a través de uno o varios filtros y vuelve a expulsarlo ya limpio.
En los modelos con filtros mecánicos, la pieza clave es el filtro HEPA (alta eficiencia), que atrapa partículas muy finas, ideales para alérgenos. Muchos equipos añaden carbón activado para olores y ciertos gases. También existen tecnologías como la ionización o la luz UV-C que pueden ser un complemento, pero para uso doméstico lo más importante sigue siendo contar con un buen sistema de filtrado y asegurarse de que el aparato no emita ozono.
Tipos de purificadores de aire
No todos los purificadores funcionan de la misma manera: existen diferentes tecnologías, cada una con sus ventajas y limitaciones.
Con filtro HEPA
Hacen pasar el aire por un filtro de alta eficiencia (ideal H13 o superior) que atrapa partículas muy finas. Sirven para alérgenos, humos y aerosoles, además de ser los más equilibrados para el hogar por eficacia y seguridad.
Con carbón activado
Incorporan un filtro de carbón que adsorbe gases y olores. A menudo se combinan con filtros HEPA para ofrecer una solución completa que elimine tanto partículas como olores (estos modelos se conocen como filtros combinados).
Ionizadores
Cargan eléctricamente las partículas para que se adhieran a placas o superficies. Pueden generar ozono si no están bien diseñados o certificados, por lo que conviene tener precaución y revisar especificaciones.
UV-C / fotocatálisis
Emplean luz UV-C y/o reacciones fotoquímicas para inactivar microorganismos. Su efectividad real depende del diseño y del tiempo de exposición; suelen ser complementarios, no sustitutos del filtrado.
Beneficios de usar un purificador
Antes de decidirte por un modelo, va bien saber qué mejoras reales puedes esperar en tu día a día. Un purificador no hace milagros ni sustituye a ventilar, pero sí puede marcar la diferencia si lo usas de forma constante y mantienes los filtros al día. Estos son los beneficios más habituales que notarás en casa.
- Alivio de alergias y asma: reduce polen, ácaros y caspa de mascotas en suspensión.
- Menos polvo: atrapa partículas finas que empeoran la calidad del aire.
- Control de olores: con carbón activado, ayuda frente a humo y olores de cocina.
- Ambiente más saludable: disminuye la carga de aerosoles y esporas; útil en estancias poco ventiladas.
- Mantenimiento sencillo: basta con cambiar filtros según indique el fabricante.
¿Cuánto cuesta un purificador de aire?
El precio varía por caudal de aire (CADR), tamaño de la estancia, calidad de filtrado y extras (como sensores, aplicaciones para el móvil, modo nocturno).
- Gama básica (habitaciones pequeñas de 10 a 20 m2): oscila entre los 60 y 150 €.
- Gama media (de 20 a 40 m2): oscila entre los 150 y 300 €.
- Gama alta (salones de 40 a 70 m2 y más): oscila entre los 300 y 700 €.
Además, habría que tener en cuenta su mantenimiento con filtros de recambio, los cuales varían entre los 20 y 80 €, con reposición cada 6-12 meses según uso y calidad del aire.
Consejos para elegir el tuyo
Elegir un purificador no va solo de marcas o diseño: lo importante es que se adapte a tu espacio y a tus necesidades. Con unos pocos criterios claros como caudal (CADR), tipo de filtro y mantenimiento, acertarás a la primera y evitarás gastar de más. Estos son los puntos clave para decidir con cabeza:
- Ajusta el tamaño (CADR): se trata de “cuánto aire limpio mueve por hora” por lo que a más CADR, más rápido limpia. Para 20-25 m2, busca que sea de 200-250 m3/h. Para estancias más grandes, CADR mayor.
- Elige bien el tipo de filtro: como mencionamos en apartados anteriores, HEPA H13 para partículas finas y añade carbón activado si te preocupan olores o humos. Lo más práctico suele ser HEPA + carbón en el mismo equipo.
- Ruido y modo nocturno: comprueba los decibelios en velocidad baja. Por debajo de 25-30 dB suele ser cómodo para dormir.
- Sensores y automático: un sensor de partículas finas (PM2.5) hace que el purificador suba o baje solo según si el aire está en mejores o peores condiciones. Ahorra energía y alarga la vida del filtro.
- Mantenimiento simple: revisa precio y cada cuánto se cambian los filtros. Evita modelos con recambios caros o difíciles de encontrar.
- Consumo eléctrico: gastan poco, parecido a una bombilla LED en modo bajo así que, si comparas dos, quédate con el que indique menos W a igual rendimiento.
Al final, apostar por un purificador de aire es una inversión que convierte cualquier estancia en un lugar más cómodo y saludable, con menos alérgenos y olores, sin necesidad de hacer obras y sin mantenimientos complicados o costosos, con un consumo bajo y recambios sencillos, y con el valor añadido de mejorar el bienestar y el descanso de toda la familia durante todo el año.