Cambiar de compañía de luz es más fácil de lo que parece
A pesar de que vivimos en un mundo cada día más cambiante, con infinitas posibilidades a nuestro alcance y ofertas que se adaptan a cualquier necesidad, sigue habiendo cosas que tendemos a mantener durante años. Cambiar de banco, de operador móvil, de seguro o de comercializadora eléctrica nos da mucha pereza, incluso siendo conscientes de que estamos pagando de más. Vemos los anuncios de otras alternativas en la televisión o en internet, los escuchamos en la radio, nos persiguen con llamadas a todas horas ofreciéndonos mejoras en las tarifas que no queremos ni escuchar. Y aunque algunas nos llamen la atención, pensamos que el cambio será complicado y corremos el riesgo de «picar» en una trampa que no será lo que parece o tendrá letra pequeña. Los humanos somos así; nos inquieta salir de la rutina y arriesgar en decisiones que nos llevan a algo nuevo y desconocido. En muchos aspectos de la vida, preferimos lo malo conocido a lo bueno por conocer.
Seguro que, si ya lo has hecho alguna vez, habrás comprobado que no es tan engorroso como parece. En realidad, ninguna compañía considera asegurada esa fidelidad, lo que les ayuda a mantenerse activas en el diseño constante de ofertas y mejoras en las condiciones, tanto para captar nuevos clientes como para mantener a los antiguos, aunque en esto último suelen ser menos insistentes.Esa tensión competitiva es una ventaja que nos conviene aprovechar.
Todo lo que necesitas para mejorar tus tarifas es tomar la decisión
Una llamada de teléfono o un clic en cualquier página de internet puede ser el primer paso y, a partir de ahí, la comercializadora se ocupará de guiarte en un proceso sencillo que te traerá interesantes ventajas, siempre y cuando sepas manejar bien la información que te dan, porque las comparaciones en el mercado eléctrico sí pueden ser complicadas. Pero lo cierto es que siempre lo imaginamos peor de lo que es en realidad. En esta misma web puedes encontrar una tabla comparativa con bastante información útil, que te ayudará a ver con claridad los beneficios del cambio de compañía, si ya has decidido buscar una oferta mejor.
Qué necesitas tener en cuenta antes de dar el paso
Lo primero que debes saber es que el cambio de compañía eléctrica es una gestión gratuita, siempre que se haga respetando los periodos de contratación comprometidos con la compañía actual. Aunque no siempre es así, algunos contratos establecen un periodo de permanencia que, de no ser cumplido, puede acarrear una penalización económica. Esta es una de las razones por las que debes tener a mano el contrato vigente o consultar con tu compañía si existe esa cláusula para contar con ella.
Todos los demás datos necesarios para el cambio están reflejados en la factura: el nombre del titular, la dirección de suministro, la potencia contratada, el tipo de tarifa y el código CUPS, que es el identificador de la acometida eléctrica. Fijémonos en los que sirven para comparar lo que más importa: esos datos que marcan la diferencia y nos pueden ahorrar dinero.
El término de potencia nos indica la cantidad máxima de electricidad que podemos usar en el mismo momento, sumando el consumo instantáneo de todos los aparatos conectados a la red. Si excedemos esa potencia, un limitador hará “saltar los plomos” y, para evitar ese sobresalto, generalmente elegimos un término de potencia por encima de nuestro consumo real. Pagamos por una cierta sensación de seguridad. Algunas compañías indican en la factura el pico máximo de consumo que hemos tenido, pero… ¿quién se fija en eso? Pues cualquiera que quiera dejar de pagar por algo que no necesita. Anímate a averiguar si te está pasando y, además de reducir el término fijo de tu factura, puedes ver qué tarifa te aplican por ese concepto (€ por kw día) y comparar con la de otras compañías. Es una de las formas más fáciles de ahorrar, pero hay otras.
En las tarifas aplicadas al consumo de energía (€ por kw hora) también puede haber diferencias apreciables, así que vale la pena comparar y ver el detalle de cada tramo horario, si elegiste una tarifa con discriminación horaria. Y en caso contrario, te recomendamos que valores si esa posibilidad te conviene, para aprovechar el precio reducido de las horas valle, siempre bastante más baratas que las demás.
La tarifa no es lo único
En la decisión de cambio de compañía eléctrica, la tarifa es el principal elemento a considerar, pero no el único. En ocasiones la razón que genera el descontento es la calidad del servicio, la atención en caso de incidencias o incluso factores más emocionales relacionados con la marca, su compromiso social o el origen de la energía suministrada, que tiene cada vez más atención. Los consumidores valoramos mucho la responsabilidad ambiental, la sostenibilidad y la huella de nuestras decisiones en el futuro del planeta y, en consecuencia, damos una importancia creciente a las fuentes de energía renovables. Hoy algo tan aparentemente alejado del consumo como el origen de la energía, puede tener incluso más peso en la decisión que el precio.
Ya hemos hablado del mercado de la electricidad y su compleja estructura de funcionamiento, en un sistema con diferentes actores que hacen posible que la luz nos llegue de forma segura y estable las 24 horas del día, todos los días del año. Pero quien te proporciona el servicio de suministro, a un precio determinado que puede variar y en unas condiciones igual de variables, son las compañías comercializadoras con las que firmas tu contrato. Esperamos que la información que acabas de leer te sea de ayuda para elegir la opción que mejor responda a tus necesidades y, si con el tiempo compruebas que no has acertado, siempre puedes volver a cambiar. Lo importante es que no te conformes con algo que era bueno ayer, pero puede dejar de ser lo mejor mañana. Cambiar de compañía es más fácil de lo que parece, si cuentas con toda la información.
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